Imagina que un día te despiertas y eres un caballo… Te encuentras dentro de un pequeño cuarto donde apenas entra la luz del sol, intentas ver por la ventana pero apenas puedes contemplar lo que hay fuera…

Pasa el tiempo y tu cuerpo se empieza a resentir por estar tanto tiempo parado y sin movimiento… Tu orina y tus excrementos comienzan a debilitar tus cascos… De la tensión tu piel pica, intentas rascarte pero no puedes hacerlo con nada… Los músculos se entumecen y tus piernas comienzan a resentirse… Tu espalda se agarrota y darías lo que fuera por un pequeño masaje…
Cuando menos lo esperas, llega ese alguien que a lo mejor te da alguna zanahoria y te saca de ahí… Piensas libertad! pero de pronto te ves atado contra una pared sin opción a moverte mucho… Ves gente pasar, con prisas y muy a lo loco…. Eso te asusta porque no puedes apenas girar la cabeza para controlarlos…

El de las zanahorias llega y te coloca un objeto muy pesado en el dorso, ese que ya esta un poco resentido… Sientes su peso, como eso empuja tu dorso hacia abajo…. Te lo atan y eso comprime tus pulmones, te cuesta respirar un poco… Entonces vuelve y te obliga a abrir la boca, te mete los dedos dentro y te coloca un hierro, un objeto que no solo sabe mal sino que pesa sobre tu lengua y tus delicadas encías… No te permite apenas tragar y respirar…
Cuando parecía que todo había terminado te llevan a una pista y te obligan a dar vueltas presionándote para que lo hagas, sino sabes que habrá castigo y el escozor de ese palo duele mucho… sintiendo todo tu cuerpo entumecido y resentido por no haber podido estirar y moverte libremente…

Para rematar se sube sobre ti… Te obliga y te dice como tienes que moverte, donde tienes que ir, que postura adoptar… Y todo con ese cuerpecito que lleva tiempo gritando de dolor…
Al final te vuelven a meter en ese pequeño cuarto oscuro esperando que algún día vuelva a llegar esa sabrosa zanahoria que te recuerda que en la vida también existe el placer…
#PonerseEnLaPielDelOtroEsParaValientes
Daniela Cerquetti